“Las primeras décadas de mi vida fueron años de mucha lucha, sufrimiento, conflictos familiares, búsqueda de respuestas internas y una inmensa determinación para hacer que la vida valiera la pena.
Hoy entiendo que cada conflicto encontrado en mi camino fue necesario para llevarme a donde estoy.
Siempre he pertenecido al cuidado de la salud, una vocación de la que nunca tuve la menor duda.
Pero me convertí en profesional de la ayuda emocional porque me di cuenta de que he recorrido el camino que muchas personas que contactan conmigo están buscando.
Durante mi trabajo, en mis oraciones y en la energía que pongo en contacto con cada persona, hablo desde mi propia experiencia. Hay empatía.
Conozco el sufrimiento, conozco la depresión, el sentimiento de abandono, rechazo, violencia en sus diferentes formas, conozco el aislamiento.
No lo aprendí desde la teoría.
Y sé que desde este lugar puedo entender muy bien estos sentimientos cuando alguien me los expresa.
Y lo mejor es que sé que hay una salida, hay una cura, hay reconciliación con el pasado.
Soy una prueba viviente de esto.
Bienvenido a mi vida, a mi camino.